México, D.F. 24 de abril de 2009
A los egresados, alumnos y trabajadores
de la Universidad Nacional Autónoma de México,
del Instituto Politécnico Nacional,
de la Universidad Autónoma Metropolitana y
de otras universidades públicas y ciudadanos democráticos.
El gobierno de la República, encabezado por el Presidente Felipe Calderón, ha iniciado una serie de medidas con el propósito de separar a las vocacionales del Instituto Politécnico Nacional, y a las preparatorias de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Esta acción tiene, por supuesto, como objetivo debilitar a las universidades públicas y favorecer a las universidades privadas, persistiendo en el modelo neoliberal que ha causado la quiebra de aquellos países que han seguido irrestrictamente los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, como el nuestro.
Las preparatorias de la UNAM y las vocacionales del IPN se han caracterizado por la calidad de sus egresados y están en los primeros lugares de aprovechamiento nacionales y han sido el semillero de las cuales se alimentan estas dos grandes instituciones de la educación superior pública del país, constructoras del mismo.
Si como han venido operando lo han hecho bien, si han demostrado con toda claridad su éxito y superioridad, ¿qué sentido tiene hacerlas una especie de CONALEPs? ¿se trata de formar mano de obra más barata y de menor calidad? ¿Menos oportunidades de una vida mejor para los jóvenes? ¿Se trata de formar profesionistas de segunda o tercera clase?
Como prueba de estas aviesas intenciones, ahora se elimina de los planes de estudio del nivel medio superior, materias de la mayor importancia para el desarrollo intelectual de los jóvenes: ¿a quién se le ocurre eliminar materias como lógica, ética y filosofía? ¿Será porque nuestros políticos, a todos los niveles, ni las conocen ni las usan? ¿Por qué eliminar materias cuyo propósito fundamental es enseñar a pensar? ¿O se eliminan precisamente por eso?
La educación de calidad de los mexicanos y el derecho de los jóvenes a una educación digna está en juego. No lo permitamos.
Ni un voto al PAN, promotor y ejecutor de estas atrocidades, en las próximas elecciones. Defendamos el derecho de los jóvenes de cualquier extracción social a una educación de calidad y a una vida mejor.
Otra caso que persigue un objetivo semejante es el del Canal Once, del IPN. Fue nombrado director del mismo un individuo cuyo único y puro criterio es el comercial y quien pretende hacer del canal del IPN uno con cobertura nacional, para lo cual había que hacer brillantes adecuaciones. Una de sus primeras acciones fue el intento de eliminar de la programación el valioso programa de Cristina Pacheco y otros de los que crean conciencia social, sustituyéndolos por programas de una lamentable calidad; otra acción alevosa fue la de haber dejado de mencionar en sus cortinillas y créditos al IPN (seguramente para irnos acostumbrando a su eventual privatización), ambas acciones fueron echadas atrás, al menos en parte, porque la teleaudiencia del canal protestó masivamente.
Estas acciones, aparte del hecho de que pretenden hacer del Canal Once otro más del estilo de los canalizadores de basura de los dos grandes consorcios televisivos, violan flagrantemente la Ley Orgánica del IPN, misma que describe al canal Once como integrante formal de su patrimonio y como un órgano de difusión de la ciencia y la cultura, y no aquello en lo que se pretende convertirlo.
El gobierno de Calderón y el partido del cual proviene, sólo están esperando que pasen las elecciones del próximo julio, para dar el golpe a la educación pública superior y a la difusión de la ciencia y la cultura de alto nivel, actividades, ambas, que desprecian y desconocen y que son evidentes obstáculos para sus ocultos propósitos.